QUIJOS

HISTORIA DE LA BANDERA

QUIJOS


Su historia se remonta al siglo XVI en la que ya se habla de la provincia los Quijos como paso obligado hacia el mito del “Dorado y la Canela” y que terminó con el descubrimiento del Río Amazonas, territorio de la temida tribu de los Quijos, de habla quechua, se tiene noticia que en épocas precolombinas mantenían relaciones como comerciantes de la Sierra. Tal es su importancia que hay consenso en considerar al camino que de la sierra va por Papallacta a Baeza como una de las rutas principales de comunicación entre la zona andina y las zonas bajas del Ecuador;. La penetración al “Oriente” fue hecha por este paso de la montaña. La riqueza potencial ambicionada por los españoles era aparentemente más íntima a "El Dorado" mítico en el territorio de los Quijos. "La puerta a la Amazonia" estaba abierto de manera que su pago en tributos por parte de los indios era grande sumado a la situación estratégica motivó en los gobernantes españoles la consideración de un título de nobleza para la ciudad recientemente creada, Baeza. La fundación del "Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Baeza de los Quijos" era un hito en la expansión de cultura occidental en las selvas montañesas y después, al territorio de la Amazona. Así en 1559 , el 14 de mayo el Capitán Gil Ramírez Dávalos funda la Muy Noble y Muy Leal Ciudad De Baeza del Espíritu Santo de la Nueva Andalucía, a finales del mismo año Rodrigo Núñez de Bonilla funda por segunda vez Baeza, con el nombre de Muy Noble y Muy Leal Ciudad De Baeza del Espíritu de la Nueva Andalucía de Nuestra Señora de Nieva, cerca de Condijua. La tercera fundación la realiza Fermín Inca, indígena oriundo de Tumbaco, cerca de donde estaba situada la segunda ciudad fundada.

ESCUDO DE CHACO  



HIMNO AL CANTÓN CHACO

CORO ¡Salve, Quijos, portón del Dorado! paraíso de encanto y grandeza con tu bella guirnalda, Baeza, la de timbre y orgullo español. (bis)
ESTROFAS
Tras la blanca muralla del Ande tu paisaje se extiende entre ríos, cataratas y montes bravíos alfombrados de eterno verdor. En tus anchos y fértiles valles, los labriegos engendran sustento. y en tus playas de luna y argento duerme el oro en migajas de sol.
Sinfonías de viento y gorjeos mil orquídeas, canela y vainilla, los insectos, la lluvia que brilla en el césped, la fronda, la flor. Por doquier, milenarias umbrías, florescencias que el aire embalsaman los frutales que almíbar derraman, y maderas de rico primor.

 

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